El pensamiento es algo inherente al ser humano. Es una capacidad exclusiva de él. El problema reside en qué tan conscientes estamos de ello.
La capacidad del pensamiento es algo que debemos acrecentar, desarrollar y disciplinar. Cada vez que un pensamiento nuevo, o idea entre a nuestra mente, démosle la bienvenida. Ya que esta es la manera en la que el mundo exterior se manifiesta en nosotros, después de ser filtrado por nuestra corteza cerebral. ¿Cuántas veces nos hemos arrepentido por no acoger una idea con seriedad, o por una oportunidad que se nos haya ido? ¿Cuántas lamentaciones nos hemos hecho? El tren pasa una sola vez y de ti depende si te subes o lo dejas pasar, o piensas que en la “próxima lo tomas”, siendo que a veces ya no hay una “próxima vez”.
Todo lo anterior es por no estar acostumbrados a reflexionar en lo que pensamos como nos lo propone Programación Neurolingüística. Nuestra capacidad de pensamiento es infinita y de nosotros solamente, depende el ejercitar esta capacidad hasta donde queramos.
Los que más cosas han logrado en esta vida son las personas que más han desarrollado su pensamiento. Y lo curioso es que nosotros ante estas personas nos sentimos chiquitos, desiguales, nos convertimos en pasivos, nos sentimos hormigas, diciéndonos “es que él es un sabio”, “yo jamás podría lograr algo así”, “él sí es digno de admiración”, “no sé cómo le hace”, “él tiene una inteligencia privilegiada”. ¿Por qué razón podemos apreciar a los demás y sus capacidades y no nos podemos convencer de que si nos lo proponemos podemos hacer cosas extraordinarias (más allá de lo ordinario)? ¿Por qué no podemos tener confianza en nosotros mismos? Simplemente porque estamos acostumbrados a mirar hacia fuera de nosotros anhelando lo que vemos y sin hacer ningún esfuerzo por obtenerlo, con una resignación malentendida. El secreto está en ver hacia nuestro interior donde se encuentran todas nuestras capacidades para poder hacer lo que queramos. Y desgraciadamente la mayoría de las personas padecen de flojera mental.
En un mundo en constante movimiento, tener ideas o pensamientos fijos no nos lleva a ninguna parte. Tendremos una vida “X” con pocos logros y satisfacciones. Esperando en vano que el mundo nos “dé” algo.
El pensamiento es la energía que nos mueve en la vida. Del tipo de pensamientos que tengamos dependerá el tipo de vida que tengamos. Las personas que mantienen pensamientos fijos y rechazan ideas nuevas, no podrán ser muy felices en sus vidas, pues estarán atadas a ellos, no podrán fluir por la vida libremente. Serán presos de sus propios pensamientos.
Aristóteles decía: “Una mente educada es capaz de entretener un pensamiento sin aceptarlo.” Esto significa no rechazar ni enjuiciar un pensamiento o idea sin antes analizarlo detenidamente.
En base a lo que Programación Neurolngüística nos dice y de lo antes dicho, sobre el arte del pensar, he aquí una metáfora que nos puede ilustrar cómo desarrollar este arte. Acordémonos que dentro de Programación Neurolingüística los símbolos y las metáforas se utilizan constantemente, ya que son excelentes para poder mostrar ampliamente el significado de algo y poder entenderlo mejor.
Así que partiendo de esto, nosotros somos “anfitriones de ideas”.
¿Y qué es lo que hace un anfitrión?
* Un buen anfitrión, le abre la puerta a su invitado, pero antes de eso,
* Se prepara para poder recibirlo de la mejor manera, dándole la bienvenida.
* Si nuestra casa está desordenada, hacemos limpieza antes de que lleguen nuestros invitados.
Cuando llega una nueva idea, de la misma manera hay que hacer “limpieza” de pensamientos viejos y tener un orden mental para crear un ambiente acogedor. Esto quiere decir que cuando el invitado llega a nuestra casa no lo hacemos esperar afuera. Le invitamos a pasar, a sentarse, a que se sienta cómodo. Somos hospitalarios y amables. La misma actitud debemos de tener frente a una idea o pensamiento nuevo que llega. Si al contrario, lo recibimos con miedo, incredulidad, escepticismo, o indiferencia, no lograremos que permanezca por mucho tiempo, no lo podremos conocer y menos analizarlo. Siempre debemos estar dispuestos a recibir cualquier idea que se nos proponga o que venga a nuestra mente sin rechazarla o prejuiciarla. Debemos darnos la oportunidad de conocerla. Nuestra mente es un ordenador maravilloso que puede procesar cualquier información si le damos la oportunidad de hacerlo.
* Un buen anfitrión presenta a su invitado con otras personas.
Esto quiere decir que cuando organizamos una reunión en cuanto van llegando los invitados, los vamos presentando con todos los demás asistentes para que se vayan integrando a la fiesta. Las nuevas ideas también deben de ser relacionadas con otras con las que puedan tener algo en común, así que debemos de hacer una relación de ideas donde la nueva pueda integrarse con las que ya existen para establecer conexiones. Hay que darle una oportunidad. Esto es con el fin de crear opciones nuevas a nuestros objetivos de vida y que puedan surgir cosas importantes con la unión de todas ellas.
* Un buen anfitrión se asegura de que su invitado se sienta cómodo.
Esto quiere decir que a nuestros invitados les procuramos el mejor sofá, la mejor vajilla, las mejores copas, la mejor comida y bebida, etc. para que estén a gusto, así que a una nueva idea que llega, hay que darle el tiempo necesario para que repose en nuestra mente y si es preciso que desarrolle información adicional para después poder pulirla. Eso quiere decir que el pensamiento es, un proceso que necesita su tiempo para madurar, antes de decidir qué hacer con él.
* Un buen anfitrión sabe escuchar a su invitado y le muestra interés.
A un invitado lo sabemos escuchar con atención, le hacemos preguntas con interés para conocerle mejor y buscamos cosas en común. Esto quiere decir que algo similar debemos de hacer cuando surge una nueva idea, hay que saberla escuchar detenidamente, para profundizar en ella, mostrando curiosidad para saber más. Un buen cuestionamiento (el metamodelo) a base de preguntas inteligentes nos ayudará a conocerla mejor y darnos cuenta de todo lo que podamos tener en común y así darle su importancia.
* Un buen anfitrión le concede a su invitado libertad para poder moverse en el evento.
Así que después de presentarlo con los otros que están presentes, un buen anfitrión no trata de controlar la dinámica de intercambio entre ellos. Habrá invitados que se queden pegados a nosotros y quienes circularán solos buscando gente afín. En una fiesta pueden darse innumerables dinámicas, sobre las cuales no tenemos control. Solo podemos crear las condiciones para que las personas la pasen lo mejor posible, como hacer las presentaciones, agregar comentarios, ser amables, etc. pero debemos dejar que ellas se desenvuelvan libremente. Con los pensamientos o ideas, después de saber un poco más sobre ellas, podemos orientarlas en cierta dirección, dejándoles que circulen libremente y establezcan conexiones espontáneas. Esto quiere decir que no nos aferremos a algo que no tengamos perfectamente analizado, ya que el mismo pensamiento nos guiará sin necesidad de forzarlo.
Un buen anfitrión concede una segunda oportunidad cuando el invitado no le resulta del todo agradable, no lo echa de su casa, sino que por el contrario trata de ser amable y pasarla de la mejor manera posible.
El buen anfitrión trata de buscar algo positivo en su invitado que lo lleve a cambiar de opinión para poder apreciarlo mejor. Así con las nuevas ideas debemos de hacer lo mismo, aunque de entrada no nos agraden, debemos hacer un esfuerzo para buscarles “su lado bueno” y nunca descartarlas de inicio o crear juicios sin fundamentos.
Ser buenos anfitriones en nuestro hogar es una señal de respeto, educación, cordialidad y espíritu amistoso. Ser buenos “anfitriones de ideas” es indicativo de una mente abierta, creativa y orientada al aprendizaje. Es la mejor receta para poder descartar los pensamientos que nos hacen daño (no ecológicos) y desarrollar todos esos que nos nutren.
Para crecer en nuestro propio desarrollo debemos aprender a entretener un pensamiento nuevo, tal y como entretenemos a nuestros invitados. Esto puede ser muy gratificante, porque si las ideas se sienten bien en nuestra mente, no querrán irse, invitarán a otras nuevas, generarán muchas relaciones, y como resultado, nuestra creatividad estará de fiesta.
En otras palabras, vuélvete un adicto del buen pensar, esto hará que tu vida sea más plena, llena de opciones y de energía para caminar siempre hacia delante. Sé flexible con tu pensamiento y da gracias por este don.
