martes, 19 de mayo de 2009

Los ciclos de la vida

La vida es una serie de ciclos que se van formando según las diferentes etapas que vamos pasando. La vida es un constante movimiento dentro del tiempo y el espacio, y estos ciclos van formando una cadena, que según la calidad y fuerza que tenga, va a determinar la calidad de vida que tengamos. Cada situación vivida en una etapa debemos de concluirla. Es decir cerrar ese círculo para poder pasar a la siguiente etapa.

Tenemos la etapa de nuestra infancia, de cuando fuimos niños y dependíamos de papá y mamá o de alguien más. Probablemente, en su momento hubo sentimientos de desamparo, de envidia con los hermanos y en fin, muchos hechos que nos pudieron lastimar. Sin embargo es el tiempo en que vivimos en nuestro mundo propio de fantasía y sueños. No existen mayores responsabilidades, mamá y papá resuelven todo. Para pasar a la siguiente etapa debemos cerrar este ciclo, a través del perdón y quedándonos con lo mejor de ella. Este ciclo tiene sus propias características, vivencias, emociones, capacidades, pensamientos, retos, etc.

Sigue la etapa de la adolescencia con sus virtudes y sus defectos. La época en que queremos hacer muchas cosas pero todavía estamos sujetos a las personas mayores que “no me entienden” y “no me dejan hacer nada de lo que yo quiero”. Somos capaces de hacer cualquier locura. Estamos despertando a una nueva vida desconocida para nosotros. Empezamos a descubrir al otro sexo, y nos empieza a llamar la atención. Experimentamos nuevas sensaciones. Existe un ansia de vivir y tener nuevas experiencias. Aquí es donde vamos pensando lo que queremos ser, y muchas veces a quienes queremos parecernos. También hay muchas vivencias, seguramente algunas decepcionantes y otras de incomprensión, puede haber algún rencor hacia los padres o hacia alguien. Si alguna persona se llegó a burlar de nosotros, o nos impidió alguna cosa, podemos guardar sentimientos de coraje, odio, o algún otro. Es la época donde surge normalmente nuestro primer amor. Este ciclo también tiene sus propios retos características, riesgos, emociones y pensamientos. Somos indecisos, volubles, ágiles, rápidos, si estamos a gusto no existe el cansancio. Pero también es la etapa de vivencias grandiosas, nuevas y llenas de satisfacción.

Para pasar al siguiente ciclo, igualmente limpiemos nuestra vida de esas sensaciones que nos hacen daño. Perdonemos y cerremos este ciclo en paz dando gracias por todas las enseñanzas vividas y experimentadas.

Está la etapa del adulto menor donde definimos realmente nuestra profesión o actividad a la que queremos dedicarnos. Normalmente ya hemos tenido o tenemos novia y pensamos en formar una familia en cuanto podamos. Ya tenemos una línea definida en la vida. Estamos por terminar la universidad y empezar una vida profesional o comercial. Siguen habiendo riesgos, retos, y características, así como pensamientos acerca de nuestras vivencias. Aquí pueden surgir problemas con la pareja, con la universidad y con el trabajo. Quedémonos con la enseñanza y dejemos a un lado todo lo que nos pudo hacer daño. Nuestra parte física es muy ágil. Es el ciclo de los grandes sueños. Mantenemos un alto grado de energía. Podemos dejar de dormir, pero nunca dejar de asistir a una fiesta hasta el final.

La etapa del adulto medio es la más grande, la más rica en vivencias y debe ser la más sólida. Este empieza en la etapa de la vida en la que nos convertimos en padres o definimos nuestra vida independizándonos y empiezan las responsabilidades hacia la familia que hemos formado o hacia los otros con los que convivimos. Aquí empezamos a ser protectores de los hijos y de los padres con más conciencia de ello. Surgen problemas de relación con nuestra pareja, nuestros hijos y nuestros padres en la vida cotidiana. La familia o el trabajo los empezamos a sentir muy demandantes. Los problemas aumentan, conforme los hijos van creciendo, o conforme vamos creciendo en nuestra profesión. Pero no sólo eso, igualmente los gastos aumentan de la mano con el estrés. La responsabilidad en el trabajo es mayor ya que otros dependen de nuestro éxito o fracaso. Nuestro tiempo y energía se empieza a compartir con otros. Los hijos crecen y con ellos las preocupaciones y las responsabilidades. Tenemos que aprender a empezar a soltar a los hijos con el tiempo y dejarlos que aprendan de la vida por sí mismos. Nos damos cuenta que nuestros padres merecen nuestra atención, pero ya no nos es posible visitarlos tan seguido. Se están volviendo viejos. Pasan a segundo término y no podemos hacer nada al respecto y esto puede hacernos sentir mal. Es una gran incongruencia que nos presenta la vida, en el momento que más nos necesitan es cuando menos tiempo tenemos para ellos. Nuestra familia está primero y nos demanda casi todo nuestro tiempo.

Nuestros valores y nuestras prioridades se establecen. Es la época en que me defino como hombre o mujer exitosa o lo contrario. Los hijos crecen y se convierten en nuestros jueces más implacables. Ellos empiezan a definir sus propios valores y nos damos cuenta de que no son los nuestros. Ahora ellos son los “incomprendidos”, y el círculo de la vida sigue girando. Es una etapa muy larga y definitiva en nuestras vidas. Es un ciclo que tenemos que cuidar especialmente. Es la etapa de muchas decisiones, responsabilidades, retos, vivencias fuertes, grandes decisiones compartidas. Este ciclo requiere de ir cerrando las diferentes etapas que se encuentran en él haciendo lo mejor que podamos, curando heridas y dándonos cuenta que es el ciclo más rico en vivencias y decisiones. Es la etapa de las grandes enseñanzas, donde la siembra es mayor y de ella depende, básicamente la calidad de mi próximo ciclo.

Y por fin llega la etapa del adulto mayor. Este es el ciclo del conocimiento, de la experiencia, donde cosechamos todo lo sembrado. Donde ya no hay que fingir ante los demás, ya podemos darnos el lujo de ser como somos ante el mundo. Es la etapa de la satisfacción y la ternura. Es el ciclo donde ya no es tan importante tener a los nuestros físicamente con nosotros, pues los llevamos en el corazón. Es la etapa de la vida donde los hijos ya no están físicamente. Solamente está mi pareja si es que hemos sabido y podido mantener la relación, o tal vez nos encontremos con una separación de años o quizá con la viudez. Sin embargo, esto no le quita a esta etapa la importancia que tiene. Es el momento de la gran decisión de nuestra vida: dar gracias por todo lo vivido, lo bueno y lo malo, de lo que aprendimos y que nos ha venido conformado hasta este momento o lamentarme por lo que ya no tengo o no puedo hacer.

Para llegar a tener una vida plena en esta etapa, tuvimos que haber cerrado todos los ciclos anteriores, dejar los resentimientos y los malos ratos, y quedarnos sólo con lo mejor que nos brindaron. Haber pasado de uno al otro con la plena convicción que lo vivido en cada uno de ellos fue lo mejor que pudimos hacer en ese momento. Aquí caemos en cuenta de que somos seres humanos con errores y aciertos, pero eso sí, muy valiosos.

El que físicamente ya no seamos capaces de hacer muchas cosas, y que probablemente el cuerpo ya no se encuentre del todo sano, no se compara con la satisfacción de ver a nuestro alrededor lo que hemos logrado, lo que aprendimos de todo aquello que no pudo ser, y demos gracias por todas las capacidades que pudimos poner en acción en cada etapa y seguir viendo hacia el frente, para que el último ciclo de nuestra vida sea el del triunfo.

Los hijos ya no están físicamente con nosotros pero en cada logro de ellos hay un pedacito de nosotros. Están ocupados en su propia vida tal y como nosotros lo hemos estado con la nuestra. Dejémoslos vivir su vida y gocemos la nuestra a través de todo lo que hemos logrado en cada etapa que hemos cerrado y en la siguiente que se ha abierto.

Vivamos cada etapa de nuestra vida dándonos cuenta de qué es lo que nos toca vivir en este momento, y estemos dispuestos a cerrar el ciclo cuando se tenga que hacer, para poder abrir el siguiente con esperanza y gratitud.

El éxito en la vida está en nuestra capacidad de cerrar y abrir los ciclos que forman esta cadena maravillosa de eventos, vivencias y experiencias que nos conforman.

Revisemos nuestros propios ciclos y cerremos los que todavía no hemos podido. Nunca es tarde para hacerlo. Reconciliémonos con los que aún no lo hemos hecho, terminemos con lo que tenemos pendiente y nos hace estar intranquilos. Aquí reside la tranquilidad y la paz que nos da el amor a nosotros, a los otros y a la vida misma.

Siempre tendremos dos opciones: vivir la vida con todo lo que conlleva o sufrirla. Esta es nuestra propia decisión, de nadie más.

miércoles, 6 de mayo de 2009

Inteligencia emocional

Hasta hace poco al hablar de inteligencia solamente se contemplaba el CI o coeficiente intelectual detectado por los test, pero Peter Salovey, John Mayer, y posteriormente Daniel Coleman, en su best-seller mundial “Inteligencia Emocional” cuestionaron ese único tipo de inteligencia (CI) y aportaron el concepto de coeficiente emocional (CE).

Ambos conceptos no son contrapuestos, sino diferentes. Se miden diferentes aspectos de la inteligencia. La inteligencia emocional es una combinación del intelecto con las emociones.

Salovey, que utilizó por primera vez el término, define y organiza la inteligencia emocional en cinco competencias principales:

1. Conocer las propias emociones.
2. Capacidad de controlar las emociones.
3. Saber motivarse a uno mismo.
4. El conocimiento de las emociones ajenas.
5. El control de las relaciones.
1. Conocimiento de nuestras emociones.

Las personas que son conscientes de sus emociones suelen dirigir mejor sus vidas, mientras que si no nos damos cuenta de que nos está pasando y somos incapaces de percibir nuestros verdaderos sentimientos quedamos atrapados y dominados por ellos.

Podemos aprender a darnos cuenta de nuestras propias emociones, mejor si conseguimos hacerlo en el momento en que se están experimentando, y de esta forma, poco a poco, nos conoceremos mejor a nosotros mismos.

Esta habilidad de toma de conciencia de nuestras emociones, o conocimiento de uno mismo, es la fundamental para luego poder desarrollar las otras, por ejemplo para poder controlar nuestras emociones debemos conocerlas, para motivarnos también es conveniente conocernos.

Para ayudarnos a conocernos a nosotros mismos observaremos nuestros estados de ánimo y los pensamientos que tenemos acerca de estos estados de ánimo. Para ello podemos utilizar el cuestionario autoaplicado.

2. Controlar nuestras emociones.

El conocimiento de uno mismo es una habilidad básica que nos permite controlar nuestros sentimientos y adecuarlos al momento. Podemos potenciar nuestra capacidad para tranquilizarse a uno mismo, para desembarazarse de los estados de ánimo negativos como por ejemplo de la ansiedad, de la tristeza, de la irritabilidad exagerada, etc.

Es muy distinto controlar las emociones que reprimirlas. El objetivo consiste en albergar la emoción apropiada a las circunstancias.

El enfado
Pongamos un ejemplo del enfado: Imaginemos que estamos en el metro y un sujeto nos empuja y nos pisa, y no nos pide disculpas por ello. Nuestro pensamiento reflejo podría ser: “maldito mal nacido…”, pero depende de que ese pensamiento de rabia inicial vaya seguido de otros pensamientos de irritación y venganza que provoquen reacciones físicas como apretar las manos, tensión de los músculos del rostro, aceleración de los latidos del corazón, nos sentimos a punto de explotar y proyectar toda nuestra rabia sobre el sujeto que nos pisó.

Como hemos dicho anteriormente, no se trata de un grado de enfado proporcionado, ya que si lo vemos desde otro punto de vista más empático, no sabemos qué circunstancias deben concurrir en ese momento para que el sujeto tuviera ese comportamiento, ya que podría tener un problema personal grave que le mantiene absorto, o cualquier otra circunstancia que desconocemos. Visto desde esta otra perspectiva cambiaría un poco nuestra forma de enfado. Evitaríamos, al menos, los pensamientos obsesivos que son como una espiral que va aumentando la ira.

Esta dinámica del pensamiento se pone en funcionamiento cuando alguien se irrita. La escalada del enfado entre las personas se produce por un incremento en las provocaciones, y cada una de ellas suscita una reacción de excitación mucho más intensa que la del comienzo. En este momento, tanto una como la otra persona se cierra a todo razonamiento, los pensamientos giran entorno a la venganza y la represalia por las ofensas recibidas.

¿Qué podemos hacer contra el enfado?
La mejor forma de quitarle fuerza al enfado es prestar atención y darnos cuenta de los pensamientos que desencadenan la primera descarga de enojo. Entonces, es conveniente pararnos (si hace falta nos ponemos a contar hasta 10) y utilizar nuestra inteligencia para poder comprender la situación, viéndola concierta distancia.

Un ejemplo de afrontamiento de enfado podría ser el caso habitual de un niño que coge una rabieta, su madre siente que no puede con él, se irrita y lo trata con enfado, lo que provoca en el niño es un incremento de la rabia, tirando y rompiendo algo para conseguir que le escuche su madre.

Afrontamiento: La madre ha de intentar comprender la situación: quizás ella está cansada y realmente le molesta su hijo, quizás la madre acostumbra a darle todo a su hijo para que no le moleste, quizás el niño reclama su atención por falta de horas de estar con ella…. etc. Mientras más intente “quitárselo de encima”, aunque sea complaciéndole, más veces cogerá rabietas hasta llegar a dominar él la situación.

Una vez la madre comprende la situación le será más fácil tratar a su hijo con cariño y comprensión, pero sobre todo con rectitud. Por ejemplo, según la edad del niño, manifestarle: eso que me pides no te conviene y no te lo daré cariño. ¿Quieres comer esto…? O bien, tienes sueño, nos vamos…, etc. La madre verá qué necesita el pequeño. En definitiva, se trata de educar, y la madre tiene la responsabilidad de estar en la posición contenedora.

3. Motivarse a uno mismo

La capacidad de demorar las gratificaciones y sofocar la impulsividad redunda en la tenacidad para conseguir resultados en cualquier área de la vida.

4. Conocimiento de las emociones de los otros.

La empatía constituye la habilidad social fundamental. Se trata de ponerse en el lugar del otro, sintonizar con los sentimientos y necesidades del otro.
5. El control de las relaciones.

Es la habilidad de relacionarse adecuadamente con las emociones de los otros. En definitiva, las cualidades que parecen tener mayor importancia para el éxito son:

La expresión y comprensión de los sentimientos tanto los propios como los ajenos.
La empatía.
Controlar nuestro carácter.
Ser tenaz.
La cordialidad, amabilidad y respeto.
Saber resolver los problemas interpersonales.

lunes, 4 de mayo de 2009

AMAR CON AUTOESTIMA - Segunda parte

"No hay hombres... todos son iguales... no me valoran... "

¿Le suenan conocidas estas frases?

Emilia Kanan Farca, vicepresidenta de la Sociedad Psicoanalítica de México, AC, nos ha mencionado los errores más comunes que cometemos las mujeres en una relación de pareja y se ha referido a las actitudes que provocan el rechazo y el comportamiento masculino.

¿Cómo elegir al hombre adecuado? En primer lugar, una mujer tiene que comportarse con educación y respeto al momento de elegir un hombre.
Debemos entender que por naturaleza el hombre es más fuerte, y por ello tienen otros sentimientos, no quieren comprometerse y evadirse está a la orden del día.

Insisto, quejarse, desgraciadamente es la versión femenina de resolver un problema. ¿Debemos aprender de ellos? En cierto modo. Los varones buscan la solución de conflictos en lugar de lamentarse. Definitivamente, deberíamos aprender de ellos, en lugar de existir a través de ellos. "Por ejemplo, la constancia en sus esfuerzos para lograr sus metas. Ellos han aprendido mejor que nosotras que la determinación es la clave para lograr lo que se quiere en la vida y que además hay que vencer dificultades para conseguirlo".

Enfatizó que no es sano depender de un novio o esposo, ni definirse a sí misma a través de un él sin importarle que clase de hombre sea... Calificó como "una tragedia" el hecho de que la mujer se convierta en un "trozo" en la vida de un hombre; es decir, para ella, él está antes que nadie. "En cambio, lo que sí debe hacer, es mantener sus aficiones personales, tomar un rol activo para lograr una buena calidad de vida".

¿Ellos qué prefieren, una mujer activa o sumisa? A un buen hombre le gusta que la mujer, al mismo tiempo sea su mejor amiga, compañera, novia, esposa y amante, y no una niña llena de miedo que se deja hacer de todo con tal de no quedarse sola.

"Esto último -recalcó- es la mejor manera para perder el respeto ante los hombres. El respeto se empieza a ganar desde el primer momento en que se conoce a un hombre, siempre y cuando se adopten las normas de conducta adecuadas, que requieren esfuerzo, autocontrol y que bien vale la pena llevarlas a cabo".

Esto es... Los primeros momentos, días y meses de una relación sientan precedentes importantísimos de cómo será la calidad de la relación de pareja. "Está comprobado que las relaciones interpersonales -a todos los niveles- se basan en reglas que hay que respetar para lograr una armonía. Cuando sales con un hombre, lo tienes que hacer bajo determinadas normas y en un marco de ética personal. Pensar si en verdad quieres una relación satisfactoria y duradera. Si es así, tienes que aprender y practicar ciertas conductas, porque con ellas nos vamos a despreocupar de ser abandonadas, maltratadas o ignoradas". Al referirse a cuál será la recompensa" por esta conducta, Emilia Kanan indicó: "reconozcámoslo, lo que hemos hecho hasta ahora no ha funcionado. 'Gratificación' es cuando un hombre te conquista, se hace tu novio, te propone matrimonio y te trata siempre como a una reina; y esto último es, porque le costó mucho trabajo tenerte.

"Asimismo, dijo, si seguimos estas normas, un hombre nunca te tomará a la ligera y hará un enorme esfuerzo por no perderte. Pero si desde el principio buscas excusas a su comportamiento, no tan adecuado, ésta es una señal de alarma, y si además te quiebras la cabeza porque después de la primera salida no te volvió a llamar, entonces empiezas a obsesionarte con alguien que no te conviene o a quien no le interesas".

¿Por qué un hombre no vuelve a llamar? No necesariamente porque sea un "patán", sino porque no seguiste normas de comportamiento adecuadas; eso lo hizo desilusionarse y perder interés. O porque no sintió la atracción física, emocional y mental para iniciar o continuar una relación contigo. Es tan fácil como que él esté interesado o no, le gustas o no, quiere una relación contigo o no. Esto es perfectamente respetable y no lo convierte -de ninguna manera- en un hombre despreciable.

"Creo que, generalmente, las mujeres crean a los monstruos, pero tú a veces contribuiste en gran medida a su comportamiento. Por lo tanto, es mejor recurrir a tu sentido común. Si él no es una persona adecuada para ti, si obtiene lo que se le da la gana, es momento de cambiar tus actitudes; entonces él lo hará con las propias.

"Hay que dejar muy claro que el hombre no nació con la predisposición innata de lastimar a las mujeres y no se saldría con la suya tan fácilmente si uno no lo tolerara. Nunca hay que permitirle que actúe como un niño malcriado y luego perdonarlo cuando te dé una sonrisa o una flor y, lo que es peor, pedir tú perdón por algo que no hiciste..." Esto es muy común... Sí, muchas mujeres se convierten en "limosneras de amor", no se sienten capaces de escoger a un hombre.

"Dime si no, a todas nos gusta saber que alguien está interesado en nosotras, pero esto no significa que de inmediato 'te dejes llevar', ese es el primer error: decir sí a lo que sea no es elegir, es desesperación".

¿Estar o sentirse solas no es una justificación? No, a pesar de que hay mujeres que no saben estar consigo mismas ni un día, y la ansiedad de no estar acompañadas repercute en ellas. Tanto, que llegan a conformarse con hombres que no valen la pena y se unen a ellos no porque realmente los escogieron o se enamoraron, sino para obtener una integridad y reafirmarse, para que las aprueben y sentir que valen. "No se dan cuenta que los sentimientos deben venir de dentro de ellas mismas, porque cuando se espera que sea el hombre quien los proporcione y no lo hace, la rabia y la desilusión acaban con su vida y su autoestima; es increíble ver cómo la mujer le llega a atribuir características omnipotentes a alguien que acaba de conocer".

¿Qué hay con la inteligencia? Esto no tiene que ver con el coeficiente intelectual, ya que una gran verdad es que existen mujeres muy inteligentes que cometen serios errores en el aspecto amoroso. Utilizan a un hombre, se acercan a él con soledad y desesperación. Quien tiene desesperación no podrá seleccionar. En el futuro, se convertirá en mujer divorciada, su autoestima se caerá al suelo y cometerá un error tras otro. La consecuencia de esto es más rechazo por parte de los hombres.

¿Qué papel juega la pasión? La pasión dentro de una relación se da cuando el hombre da y la mujer sabe recibir delicadamente. Llegará el momento en que él deduzca que va a surgir algo importante, esta relación le crea entusiasmo y automáticamente va a empezar a involucrarse más. "Sin embargo, hay quienes en lugar de esperar y dejar que ellos actúen, cambian de rol; empiezan a hablarles, a planear cómo les pagarán por el regalo recibido... esta actitud equivocada disminuye el interés del hombre. Esa tendencia es tan inconsciente en la mayoría de los casos, que la mujer no se da cuenta de lo que hace.

"En cambio, soltera o casada, si te mantienes receptiva, cuando un hombre está interesado en ti, te darás la oportunidad de explorar su personalidad, pues mientras más riesgos corra para lograr su objetivo más involucrado estará”.

"De otra manera, si empiezas a dudar de su interés y te angustias, no tardarás en tratar de retenerlo, persiguiéndolo. Esto llega a sabotear el potencial de una relación y hace que su interés disminuya. La conducta de perseguir y abrumar tiene el efecto contrario a lo que se espera. Si cometes esa falta, al instante él lo notará y dejará que tú hagas todo el trabajo en la relación".

¿Es cierto que los hombres no participan, no se molestan en nada? Esta es una de las quejas más frecuentes que tienen las mujeres con respecto al sexo masculino. Se quejan de que ellos no participan, sin darse cuenta de que son ellas quienes provocan esta actitud.

"En resumen, el interés del hombre se va consolidando de manera firme cuando él es el que hace, el que se lo gana, el que lo logra y el que conquista. Se siente cada vez más interesado cuando tiene que planear qué hacer, qué dar, cómo proveer, cómo lograr sus objetivos, cómo impresionar, cómo lograr el amor, la tentación y la admiración de la mujer elegida, y no cuando ella le quita la oportunidad al ponerse incondicionalmente disponible y a sus pies..."

domingo, 3 de mayo de 2009

AMAR CON AUTOESTIMA - Primera parte

Debemos aprender a amar con autoestima. Asegura la doctora Emilia Kanan Farca que culpar a los hombres no resuelve el problema

Profesionistas o no, solteras, divorciadas o viudas... el caso es que en la actualidad, se da con regularidad el fenómeno de "mujeres solas". ¿Por qué? ¿Será acaso que somos tan independientes que no nos interesa o no necesitamos de una pareja? ¿Será que no hay hombres adecuados y disponibles?

Emilia Kanan Farca, vicepresidenta de la Sociedad Psicoanalítica de México, AC, lo resume: "¿Qué hemos hecho mal?" En entrevista con EL UNIVERSAL, Kanan responde:

"En estos días la mujer experimenta un alto grado de sentimientos de insatisfacción en lo que respecta a su vida romántica. Mujeres de todas las edades y estados civiles cometen una serie de errores que terminan en fracaso, sufrimiento y soledad; y el error más grave es que se culpa a los hombres de que las cosas no salen bien". Agrega que si bien es cierto que existen hombres muy conflictivos, "culparlos no resuelve el problema, pues ellos no nacieron precisamente para romper nuestro hilo emocional. Sería mejor que aprendiéramos a amar con autoestima, valor y ética".

¿Qué es la autoestima? Es el producto de aquello que has logrado con esfuerzo, voluntad, sacrificio y trabajo; que te da un gran valor. Una mujer nunca debe sentirse sometida, ni resignada, ni esclava, ni furiosa, y mucho menos, inferior a nadie.

En el aspecto romántico, no hay motivo, se tenga pareja o no, de sentirse desilusionadas y desoladas, con sentimientos de tristeza, vacío o insatisfacción. La doctora Kanan invita a la reflexión y a preguntar en el interior de cada una. ¿No será que la conducta que han tenido con los hombres no les ha funcionado? ¿No será que en la relación de pareja actúan equivocadamente porque no saben o no recuerdan que la conquista es un proceso biológico en el que el hombre debe tomar la iniciativa? ¿Habrán olvidado que mujeres y hombres no somos iguales en el plano romántico? "Es fácil concluir que no hay hombres disponibles o adecuados cuando ellas son las culpables de su situación".

¿Qué se debe hacer? Para empezar, comprender que hay conductas equivocadas y manejar nuevas actitudes. Debemos aprender a valorar a largo plazo una relación de pareja satisfactoria, profunda y comprometida con un hombre adecuado, que verdaderamente nos interese y con quien queramos estar toda la vida. Y no conformarse con lograr una profesión, tener un gran negocio o hacer una carrera brillante. "Están tan concentradas en estos últimos aspectos, que recurren a las quejas, las discusiones, la depresión, a comer, a la flojera, la cobardía y el egoísmo, con tal de no hacer lo necesario para mejorar sus vidas".

Convencida, expresó que: “la falta de condiciones personales o la actitud de poner el propio destino en manos de alguien más, se encuentra detrás de las mujeres que se sienten víctimas y sin remedio” ; todo lo anterior denota muchas veces cobardía. "¿Por qué no entender que ese respeto que buscamos de los demás debe fluir de dentro de nosotras? Tenemos que ganarlo con el trabajo cotidiano en todas las áreas de la vida; esto es lo que nos dará valor. Comprendamos que la mujer no puede actuar como hombre en el aspecto romántico, pues va en contra de toda lógica".

¿Cómo actuar? Quiero decir que no hay que llamar su atención con aspavientos, no hay que perseguirlos, ni llamarlos constantemente por teléfono, no quedarse horas conversando con ellos, ni verlos todos los días, no estar disponibles en cualquier momento. Son los errores más comunes , y existen más. Es gravísimo tener sexualidad casi de inmediato, relacionarse con hombres casados, que las dejan plantadas, rogarles después de que las desprecian, hacerlos el centro único de sus vidas y abandonar sus intereses personales; aceptar uniones libres, invitaciones de última hora, tomar papel de mamás, abrumarles, hablarles de matrimonio e hijos, torturarse tratando de averiguar porqué no las quieren, apegarse durante años a una situación así.

Es mejor aceptar que si alguien no te quiere, no te quiere y punto...

¿Cómo influye este comportamiento en los hombres? Los lleva no sólo a que no se enamoren de ellas, sino a ser crueles, ignorarlas, abandonarlas y a comportarse como verdaderos patanes.

La conquista, un reto... Emilia Kanan mencionó que las mujeres destruyen con esas actitudes la ambición y el instinto masculino, pues "ellos nacieron para responder al reto y estos patrones y errores de conducta no hacen más que privarlos de ese reto y que su interés se esfume. Una mujer siempre debe alimentar el reto en un hombre".

Agregó que "además de las fallas que acabo de mencionar, otra de suma importancia es la de pasar por alto actitudes y conductas determinantes que están presentes desde el inicio de la relación y que son señales de alarma, que vislumbran que un hombre será una fuente de sufrimiento". ¿Cuáles serían esas conductas? Alcoholismo, adicciones, infidelidad, incompatibilidad, impulsividad, violencia, celos excesivos, irresponsabilidad, control de tu vida o un pasado dudoso. Esto se detecta y si se permite desde el principio, no va a permitir consolidar una buena relación de pareja. ¿Y por qué pasamos por alto estas actitudes? Muchas veces la soledad, la desesperación y el hambre de tener un hombre al lado hacen que te apresures y no te permiten ver con claridad su carácter y personalidad. Esto las lleva a pagar un alto precio, pues después se pasan todo el tiempo justificando las conductas inadecuadas de su compañero con tal de estar cerca de él.

"Por otro lado existe un mecanismo inconsciente que hace aparecer la ilusión de que tu pareja va a cambiar y va a sanar con tu ayuda". ¿Influyen en algo las experiencias de la niñez o la adolescencia? Por supuesto, y de manera determinante en la elección de pareja, porque al final se darán los esquemas y patrones de conducta que te hacen sufrir y no has podido cambiar. Explicó que "si tuviste la mala fortuna de tener una madre o padre emocionalmente ausente, egoísta, adicto o violento, es claro que tenderás a buscar inconscientemente el mismo escenario a la hora de elegir pareja, con la fantasía de 'ahora sí puedo cambiar a mi madre o a mi padre', representados en la persona de ese hombre". Pero no es así... Claro que no, piensan que si lo logran, serán dignas de ser amadas porque él rectificó sus malos hábitos por ellas, por tener su amor. Sin embargo, dijo, "un hombre puede llegar a ser un verdadero patán porque la mujer se lo permite y tolera". ¿Entonces ellas son responsables de su conducta? No de la de ellos, sino de la suya. Ella es la responsable porque tolera lo que sea con tal de no sentirse sola; o en otro caso, por no perder ciertas comodidades. Agregó que no son los hombres quienes vuelven miserables a las mujeres (a menos de que ellas lo permitan). Y aceptó que es un error echarles la culpa de la insatisfacción emocional.

Ellos no son la causa de que no hagan algo por cambiar su comportamiento y mejorar su vida. El interés del hombre es real cuando él es el que conquista.

A ellos les gusta que la mujer sea su mejor amiga, compañera, novia, esposa y amante, y no una niña llena de miedo que se deja hacer de todo con tal de no quedarse sola.

EL VERDADERO VALOR DEL ANILLO

Un joven concurrió a un sabio en busca de ayuda.

- Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar maestro?. ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?

El maestro, sin mirarlo, le dijo:

- ¡Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mis propios problemas. Quizás después... Si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este tema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar.

- E... encantado, maestro -titubeó el joven pero sintió que otra vez era desvalorizado y sus necesidades postergadas-.

- Bien -asintió el maestro-.

Se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño de la mano izquierda y dándoselo al muchacho agregó: Toma el caballo que está allí afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo para pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Vete y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas.

El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes. Estos lo miraban con algún interés hasta que el joven decía lo que pretendía por el anillo. Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le daban vuelta la cara y sólo un viejito fue tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo.

En afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro, así que rechazó la oferta.
Después de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba en el mercado -más de cien personas- y abatido por su fracaso, montó su caballo y regresó.

¡Cuánto hubiese deseado el joven tener él mismo esa moneda de oro! Podría habérsela entregado al maestro para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo y su ayuda.

- Maestro -dijo- lo siento, no es posible conseguir lo que me pediste. Quizás pudiera conseguir 2 ó 3 monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.

- ¡Qué importante lo que dijiste, joven amigo! -contestó sonriente el maestro-. Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él para saberlo?. Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuánto da por él. Pero no importa lo que ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.

El joven volvió a cabalgar. El joyero examinó el anillo a la luz del candil, lo miró con su lupa, lo pesó y luego le dijo:

- Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya, no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo.

- ¿¿¿¿58 monedas???? -exclamó el joven-.

- Sí, -replicó el joyero-. Yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé... Si la venta es urgente...

El joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido.

- Siéntate -dijo el maestro después de escucharlo-. Tú eres como este anillo: una joya única y valiosa. Y como tal, sólo puede evaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?

Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo pequeño de su mano izquierda.