martes, 17 de noviembre de 2009

Ser consciente

Tener conciencia o ser consciente tiene que ver con la habilidad de darse cuenta de uno mismo. Darme cuenta de lo que me está pasando en todo momento y mi interacción con el exterior, desde tener presente lo que pienso hasta cómo afecta eso mi vida diaria y al mismo tiempo cómo afecto a los demás, esto es estar alerta o consciente.

Es fácil entender los niveles de conciencia si pensamos en el mundo exterior primero: ¿eres consciente de lo que te rodea? ¿Eres consciente de que tus pies están tocando el suelo? Quizá tus pies están reposando en algún barrote de la silla, o están en alto, sin embargo, te das cuenta. Estos son ejemplos fáciles para estar consciente. Ahora piensa en el dedo gordo de tu pie izquierdo. ¿Lo sientes? ¿Eres consciente? ¿No? Allí está, sin embargo normalmente no somos conscientes de ello a menos que nos duela. Ese, justamente es otro nivel de conciencia. Ahora piensa si puedes ser consciente de los latidos de tu corazón. ¿Ya vas necesitando más tiempo verdad? Para hacerlo, debemos quitar la atención del mundo externo y concentrarnos en nuestro mundo interno. Date cuenta cuanto tiempo te toma ser consciente y enfocarte sólo en eso. Tómate tu tiempo.

Nuestra capacidad de atención va de 7 a 9 elementos simultáneos. Mientras lees esto puedes estar consciente de la temperatura de la habitación donde estás, de tu postura, de los ruidos que te rodean, de lo que hay cerca de ti, los colores que están cerca de ti, de la hora del día, de la luz brillante u opaca, etc. Todos al mismo tiempo, pero sólo puedes estar enfocado en una sola cosa. En este momento, o estás enfocado y concentrado en este tema, o estás pensando en otra cosa. No puedes enfocarte en los dos. Cuando piensas en lo que debes hacer más tarde, pierdes el momento presente y el significado de lo que estás leyendo. Se pierden fracciones de información y por eso luego nos damos cuenta que nos faltó algún detalle porque no pusimos atención al cien por cien, fue por la falta de concentración. Nuestro consciente está oscilando entre una cosa y otra todo el tiempo. Hay muchas distracciones en el mundo hoy en día. Y hemos adquirido el hábito, en este mundo tan saturado de actividades, de querer estar en dos o más planos de conciencia para tener resultados más rápidos. Aprovechar el tiempo y hacer varias cosas tal vez te haga sentir bien, sin embargo, seguramente algo sale mal. Si quieres cocinar, hablar por teléfono y pintarte las uñas, está bien, sin embargo, una de esas actividades saldrá bien y las otras dos dejarán de tener la atención del cien por cien.

Ser consciente de quien eres y cómo eres es algo que pocos hacen. Estamos más orientados a darnos cuenta de quién es y cómo es el vecino, el primo, mi pareja, etc. Y muchas veces te das cuenta de sus defectos o tal vez de lo que tienen que tú no tienes. Pasamos juicio rápidamente y criticamos sin tregua. Pero cuando alguien osa criticarte o hacer algún comentario, brincas y te sorprendes. No lo puedes creer, porque no eres consciente de ti mismo.

La conciencia activa te llevará a darte cuenta cómo afectas al otro con tus pensamientos, tus palabras y tus acciones. Cada cosa que haces incide en alguien y ese alguien se queda impactado positiva o negativamente. Ser consciente es estar de tu lado observando tus acciones y resultados.

Ser consciente de mi habilidad para ser consciente lleva tiempo y valor. Cada momento puedo observar mi consciente encendido o apagado, o, funcionando en automático (porque así me conviene). Si pudiera sentir mis emociones día con día y cómo me afectan, darme cuenta de mis respuestas ante eventos inesperados, cómo influyo en otros por mis palabras o acciones, me ayudaría a conocerme y verme desde el exterior.

Auto observarme de manera consciente y objetiva para verificar, corregir y moderar mis formas antiguas y convertirlas en nuevas, eso es ser consciente de uno mismo y te llevará a dejar el ego a un lado y a ser mejor persona día con día, sin gran esfuerzo.

jueves, 12 de noviembre de 2009

¿Estás buscando empleo? ¿Quieres cambiar tu trayectoria profesional?

No es nuevo decir que vivimos en un mundo de cambios, tanto a nivel del mercado laboral, como de nuevas maneras de hacer negocios. Esto hace que nuestra vida cambie de una manera vertiginosa y que para sobrevivir necesitemos adaptarnos y actualizarnos constantemente. La empresa para toda la vida ha desaparecido y surgen oportunidades de negocio que nunca habíamos imaginado. Un mundo empresarial que antes era familiar, racional y previsible, ahora es confuso e ilógico.

Sólo los que reconozcan la nueva realidad laboral, comprendan las nuevas reglas de trabajo y se adapten con flexibilidad podrán conseguir sus objetivos de carrera. Nos tenemos que anticipar a las nuevas oportunidades de trabajo y a localizar empleadores potenciales para venderles nuestro talento.

Los métodos tradicionales de búsqueda de empleo que eran eficaces hace apenas unos años se están quedando obsoletos. En pocos años se ha revolucionado el mercado laboral. El anuncio en prensa está desapareciendo y han irrumpido con fuerza, pese a la incredulidad de algunos, las ofertas de empleo por Internet ( Infojobs ,Monsters, … ), para dar otro gran salto a las páginas de contactos profesionales como Linkedin y Xing.

Pero es evidente que, como no seas profesional del sector, hay muchas cosas que se desconocen y en momentos de recolocación o necesidad de cambio profesional lo más adecuado es acudir a un Consultor especializado en Outplacement individual quien será tu Coach personal.

En estos programas, personalizados y flexibles, estarás acompañado de un consultor experto en conocimiento del mercado laboral y en training personal. Un consultor que te ayudará aportándote orientación estratégica y táctica, metodología y materiales.

El objetivo es ofrecerte las estrategias, técnicas y prácticas más eficaces para introducirte en el mercado laboral. Insisto en la necesidad de realizar un buen autoanálisis: identificar competencias y conocimientos, puntos fuertes, ejes de mejora y capacidades a desarrollar.

En los procesos de cambio es mejor ir de la mano de alguien que conoce el camino, aunque nadie puede caminar con tus zapatos. Como dice Alex Rovira en su libro La Buena Vida “el camino lo creamos paso a paso con nuestros propios pies. El otro nos puede dar ánimo e influenciar, puede ayudarnos con su confianza y expectativas, pero el camino es un proceso individual en el que la responsabilidad y voluntad debe nacer necesariamente de uno mismo “

Está claro que un programa de outplacement presenta muchas ventajas para las personas en búsqueda de empleo o cambio de orientación profesional. La primera es que se reduce considerablemente el tiempo de búsqueda de empleo que es el objetivo final. Además, se reduce considerablemente la frustración causada por la pérdida de empleo o la decisión de cambio a través de un buen seguimiento psicológico, ayudando a afianzar u consolidar la confianza en uno mismo mediante la autoevaluación y el asesoramiento que te permitirá marcarte nuevos objetivos.

Es un momento de reflexión y acción. Reflexión sobre nuestros puntos fuertes y ejes de mejora y acción sobre aquello que tenemos que mejorar para resituarnos en este mercado laboral cambiante.

El objetivo final de todo profesional es un cambio hacia un puesto de trabajo más idóneo y gratificante, más acuerdo con los intereses y características personales y profesionales del momento. Aprovechemos esta etapa para conocernos a nosotros mismos y establecer nuestros nuevos objetivos vitales, más satisfactorios que los anteriores. El autoconocimiento es una de las claves de nuestro éxito futuro, si no tenemos una idea adecuada de nosotros mismos es como caminar sin saber hacia donde ir, por lo que lo más probable es que nos perdamos, mucho mejor es caminar marcando el rumbo.

miércoles, 5 de agosto de 2009

La sabiduría para acoger los pensamientos

El pensamiento es algo inherente al ser humano. Es una capacidad exclusiva de él. El problema reside en qué tan conscientes estamos de ello.
La capacidad del pensamiento es algo que debemos acrecentar, desarrollar y disciplinar. Cada vez que un pensamiento nuevo, o idea entre a nuestra mente, démosle la bienvenida. Ya que esta es la manera en la que el mundo exterior se manifiesta en nosotros, después de ser filtrado por nuestra corteza cerebral. ¿Cuántas veces nos hemos arrepentido por no acoger una idea con seriedad, o por una oportunidad que se nos haya ido? ¿Cuántas lamentaciones nos hemos hecho? El tren pasa una sola vez y de ti depende si te subes o lo dejas pasar, o piensas que en la “próxima lo tomas”, siendo que a veces ya no hay una “próxima vez”.
Todo lo anterior es por no estar acostumbrados a reflexionar en lo que pensamos como nos lo propone Programación Neurolingüística. Nuestra capacidad de pensamiento es infinita y de nosotros solamente, depende el ejercitar esta capacidad hasta donde queramos.
Los que más cosas han logrado en esta vida son las personas que más han desarrollado su pensamiento. Y lo curioso es que nosotros ante estas personas nos sentimos chiquitos, desiguales, nos convertimos en pasivos, nos sentimos hormigas, diciéndonos “es que él es un sabio”, “yo jamás podría lograr algo así”, “él sí es digno de admiración”, “no sé cómo le hace”, “él tiene una inteligencia privilegiada”. ¿Por qué razón podemos apreciar a los demás y sus capacidades y no nos podemos convencer de que si nos lo proponemos podemos hacer cosas extraordinarias (más allá de lo ordinario)? ¿Por qué no podemos tener confianza en nosotros mismos? Simplemente porque estamos acostumbrados a mirar hacia fuera de nosotros anhelando lo que vemos y sin hacer ningún esfuerzo por obtenerlo, con una resignación malentendida. El secreto está en ver hacia nuestro interior donde se encuentran todas nuestras capacidades para poder hacer lo que queramos. Y desgraciadamente la mayoría de las personas padecen de flojera mental.
En un mundo en constante movimiento, tener ideas o pensamientos fijos no nos lleva a ninguna parte. Tendremos una vida “X” con pocos logros y satisfacciones. Esperando en vano que el mundo nos “dé” algo.
El pensamiento es la energía que nos mueve en la vida. Del tipo de pensamientos que tengamos dependerá el tipo de vida que tengamos. Las personas que mantienen pensamientos fijos y rechazan ideas nuevas, no podrán ser muy felices en sus vidas, pues estarán atadas a ellos, no podrán fluir por la vida libremente. Serán presos de sus propios pensamientos.
Aristóteles decía: “Una mente educada es capaz de entretener un pensamiento sin aceptarlo.” Esto significa no rechazar ni enjuiciar un pensamiento o idea sin antes analizarlo detenidamente.
En base a lo que Programación Neurolngüística nos dice y de lo antes dicho, sobre el arte del pensar, he aquí una metáfora que nos puede ilustrar cómo desarrollar este arte. Acordémonos que dentro de Programación Neurolingüística los símbolos y las metáforas se utilizan constantemente, ya que son excelentes para poder mostrar ampliamente el significado de algo y poder entenderlo mejor.
Así que partiendo de esto, nosotros somos “anfitriones de ideas”.
¿Y qué es lo que hace un anfitrión?

* Un buen anfitrión, le abre la puerta a su invitado, pero antes de eso,
* Se prepara para poder recibirlo de la mejor manera, dándole la bienvenida.
* Si nuestra casa está desordenada, hacemos limpieza antes de que lleguen nuestros invitados.
Cuando llega una nueva idea, de la misma manera hay que hacer “limpieza” de pensamientos viejos y tener un orden mental para crear un ambiente acogedor. Esto quiere decir que cuando el invitado llega a nuestra casa no lo hacemos esperar afuera. Le invitamos a pasar, a sentarse, a que se sienta cómodo. Somos hospitalarios y amables. La misma actitud debemos de tener frente a una idea o pensamiento nuevo que llega. Si al contrario, lo recibimos con miedo, incredulidad, escepticismo, o indiferencia, no lograremos que permanezca por mucho tiempo, no lo podremos conocer y menos analizarlo. Siempre debemos estar dispuestos a recibir cualquier idea que se nos proponga o que venga a nuestra mente sin rechazarla o prejuiciarla. Debemos darnos la oportunidad de conocerla. Nuestra mente es un ordenador maravilloso que puede procesar cualquier información si le damos la oportunidad de hacerlo.
* Un buen anfitrión presenta a su invitado con otras personas.
Esto quiere decir que cuando organizamos una reunión en cuanto van llegando los invitados, los vamos presentando con todos los demás asistentes para que se vayan integrando a la fiesta. Las nuevas ideas también deben de ser relacionadas con otras con las que puedan tener algo en común, así que debemos de hacer una relación de ideas donde la nueva pueda integrarse con las que ya existen para establecer conexiones. Hay que darle una oportunidad. Esto es con el fin de crear opciones nuevas a nuestros objetivos de vida y que puedan surgir cosas importantes con la unión de todas ellas.
* Un buen anfitrión se asegura de que su invitado se sienta cómodo.
Esto quiere decir que a nuestros invitados les procuramos el mejor sofá, la mejor vajilla, las mejores copas, la mejor comida y bebida, etc. para que estén a gusto, así que a una nueva idea que llega, hay que darle el tiempo necesario para que repose en nuestra mente y si es preciso que desarrolle información adicional para después poder pulirla. Eso quiere decir que el pensamiento es, un proceso que necesita su tiempo para madurar, antes de decidir qué hacer con él.
* Un buen anfitrión sabe escuchar a su invitado y le muestra interés.
A un invitado lo sabemos escuchar con atención, le hacemos preguntas con interés para conocerle mejor y buscamos cosas en común. Esto quiere decir que algo similar debemos de hacer cuando surge una nueva idea, hay que saberla escuchar detenidamente, para profundizar en ella, mostrando curiosidad para saber más. Un buen cuestionamiento (el metamodelo) a base de preguntas inteligentes nos ayudará a conocerla mejor y darnos cuenta de todo lo que podamos tener en común y así darle su importancia.
* Un buen anfitrión le concede a su invitado libertad para poder moverse en el evento.
Así que después de presentarlo con los otros que están presentes, un buen anfitrión no trata de controlar la dinámica de intercambio entre ellos. Habrá invitados que se queden pegados a nosotros y quienes circularán solos buscando gente afín. En una fiesta pueden darse innumerables dinámicas, sobre las cuales no tenemos control. Solo podemos crear las condiciones para que las personas la pasen lo mejor posible, como hacer las presentaciones, agregar comentarios, ser amables, etc. pero debemos dejar que ellas se desenvuelvan libremente. Con los pensamientos o ideas, después de saber un poco más sobre ellas, podemos orientarlas en cierta dirección, dejándoles que circulen libremente y establezcan conexiones espontáneas. Esto quiere decir que no nos aferremos a algo que no tengamos perfectamente analizado, ya que el mismo pensamiento nos guiará sin necesidad de forzarlo.
Un buen anfitrión concede una segunda oportunidad cuando el invitado no le resulta del todo agradable, no lo echa de su casa, sino que por el contrario trata de ser amable y pasarla de la mejor manera posible.
El buen anfitrión trata de buscar algo positivo en su invitado que lo lleve a cambiar de opinión para poder apreciarlo mejor. Así con las nuevas ideas debemos de hacer lo mismo, aunque de entrada no nos agraden, debemos hacer un esfuerzo para buscarles “su lado bueno” y nunca descartarlas de inicio o crear juicios sin fundamentos.
Ser buenos anfitriones en nuestro hogar es una señal de respeto, educación, cordialidad y espíritu amistoso. Ser buenos “anfitriones de ideas” es indicativo de una mente abierta, creativa y orientada al aprendizaje. Es la mejor receta para poder descartar los pensamientos que nos hacen daño (no ecológicos) y desarrollar todos esos que nos nutren.
Para crecer en nuestro propio desarrollo debemos aprender a entretener un pensamiento nuevo, tal y como entretenemos a nuestros invitados. Esto puede ser muy gratificante, porque si las ideas se sienten bien en nuestra mente, no querrán irse, invitarán a otras nuevas, generarán muchas relaciones, y como resultado, nuestra creatividad estará de fiesta.
En otras palabras, vuélvete un adicto del buen pensar, esto hará que tu vida sea más plena, llena de opciones y de energía para caminar siempre hacia delante. Sé flexible con tu pensamiento y da gracias por este don.

jueves, 11 de junio de 2009

ACTITUDES ANTE LAS CRISIS

En estos momentos de crisis, paro y preocupaciones, la competencia más valorada no es el liderazgo, la comunicación o la flexibilidad sino la resistencia al estrés.

Buscar trabajo, es un trabajo en sí mismo, aunque también es un tiempo maravilloso para poder ordenar toda nuestra vida.

Si anteriormente hemos vivido en un mundo complicado: tareas que hacer, obligaciones, sobrecarga de información y ansiedades de todo tipo, es el momento de desenredar una vida complicada y restaurar la armonía.

Cuerpo y mente son un solo ente, ambos deben estar sanos para tener salud y vitalidad:
Tu mente: nuestras creencias afectan las elecciones que realizamos en todos los aspectos de la vida: trabajo, placer y relaciones, éstas rigen nuestra forma de vivir la vida y de reaccionar ante las circunstancias. Comprenderte a si mismo puede ayudarte a ser más feliz y a conformar un futuro de acuerdo con tus circunstancias.

Reducir el estrés: el truco consiste en cambiar de estado mental, de actitud o de punto de vista: no permitas que te molesten trivialidades, disfruta con pequeñas tareas y recuerda que la risa es la mejor medicina.

Conservar la calma es esencial.

Saber organizarse: organizarse y seguir organizado es una de las maneras más fáciles de simplificar la vida. Evita prolongar los temas pendientes, coge la costumbre de hacer algo constructivo cada día.

Tu cuerpo: para tener vitalidad necesita energía.La actividad física libera endorfinas en el cerebro, y en estos momentos no tenemos excusas para no hacer ejercicio a diario.

También es importante para mejorar la eficacia del trabajo según nuestro reloj orgánico y conseguir así que éste trabaje a nuestro favor.

Algunas recomendaciones son de cierta importancia durante esta etapa:

Aprovecha al máximo lo que tienes. Concéntrate en lo que tienes, no en lo que no tienes. La época actual dicta que estemos siempre insatisfechos con lo que tenemos, y nos obliga a buscar más. Aprovechar al máximo lo que se tiene significa capitalizar nuestros bienes y apreciar lo que tenemos.

Deshazte de trastos y limpia tu espacio, así limpiarás tu mente. El objetivo es terminar con el desorden. Sea cual sea tu actividad (trabajo, cuidar y disfrutar de tus hijos, buscar trabajo, ocuparse de la casa…) podrás hacerla mejor y maximizarás tu productividad si tu entorno es armonioso.

Crea más tiempo para el ocio: ha llegado el momento de disfrutar de nuestras aficiones y de todo aquello que no podemos hacer cuando trabajamos. Perderse por la ciudad, ir a un museo, ir al cine… cada uno según sus aficiones.

El día sólo tiene 24 horas. La forma de utilizarlas marcará la diferencia entre sentirse feliz, relajado y pleno o lleno de insatisfacciones. No pierdas el tiempo, es el bien más valioso que tenemos, ya que nunca seremos tan jóvenes como hoy.

Es el momento de mantener y alimentar tus relaciones. La mejor política es la sinceridad. Si necesitas ayuda, pídela. Comenta tu estado con sus amigos e intenta establecer networking. Aprovecha este tiempo para compensar la vida ajetreada que tenemos normalmente. Si queremos tener amigos tenemos que cuidarlos.

Cuando la vida te parezca una subida cuesta arriba, piense que puedes subir la montaña, no desfallezcas. Tenemos más resistencia de la que pensamos.

Es el inicio de una reacción en cadena y de un fin exitoso, una época para la reflexión y para la acción hacia un futuro mejor. El bienestar o malestar de una persona se transmite mediante comunicación no verbal, por ello, es importante trabajar estos aspectos.

Dice un dicho popular: “Cuando al vida te regale naranjas, disfrútalas. Cuando la vida te regale limones, prepara una limonada. “
Autora: Montse Chinchilla

martes, 19 de mayo de 2009

Los ciclos de la vida

La vida es una serie de ciclos que se van formando según las diferentes etapas que vamos pasando. La vida es un constante movimiento dentro del tiempo y el espacio, y estos ciclos van formando una cadena, que según la calidad y fuerza que tenga, va a determinar la calidad de vida que tengamos. Cada situación vivida en una etapa debemos de concluirla. Es decir cerrar ese círculo para poder pasar a la siguiente etapa.

Tenemos la etapa de nuestra infancia, de cuando fuimos niños y dependíamos de papá y mamá o de alguien más. Probablemente, en su momento hubo sentimientos de desamparo, de envidia con los hermanos y en fin, muchos hechos que nos pudieron lastimar. Sin embargo es el tiempo en que vivimos en nuestro mundo propio de fantasía y sueños. No existen mayores responsabilidades, mamá y papá resuelven todo. Para pasar a la siguiente etapa debemos cerrar este ciclo, a través del perdón y quedándonos con lo mejor de ella. Este ciclo tiene sus propias características, vivencias, emociones, capacidades, pensamientos, retos, etc.

Sigue la etapa de la adolescencia con sus virtudes y sus defectos. La época en que queremos hacer muchas cosas pero todavía estamos sujetos a las personas mayores que “no me entienden” y “no me dejan hacer nada de lo que yo quiero”. Somos capaces de hacer cualquier locura. Estamos despertando a una nueva vida desconocida para nosotros. Empezamos a descubrir al otro sexo, y nos empieza a llamar la atención. Experimentamos nuevas sensaciones. Existe un ansia de vivir y tener nuevas experiencias. Aquí es donde vamos pensando lo que queremos ser, y muchas veces a quienes queremos parecernos. También hay muchas vivencias, seguramente algunas decepcionantes y otras de incomprensión, puede haber algún rencor hacia los padres o hacia alguien. Si alguna persona se llegó a burlar de nosotros, o nos impidió alguna cosa, podemos guardar sentimientos de coraje, odio, o algún otro. Es la época donde surge normalmente nuestro primer amor. Este ciclo también tiene sus propios retos características, riesgos, emociones y pensamientos. Somos indecisos, volubles, ágiles, rápidos, si estamos a gusto no existe el cansancio. Pero también es la etapa de vivencias grandiosas, nuevas y llenas de satisfacción.

Para pasar al siguiente ciclo, igualmente limpiemos nuestra vida de esas sensaciones que nos hacen daño. Perdonemos y cerremos este ciclo en paz dando gracias por todas las enseñanzas vividas y experimentadas.

Está la etapa del adulto menor donde definimos realmente nuestra profesión o actividad a la que queremos dedicarnos. Normalmente ya hemos tenido o tenemos novia y pensamos en formar una familia en cuanto podamos. Ya tenemos una línea definida en la vida. Estamos por terminar la universidad y empezar una vida profesional o comercial. Siguen habiendo riesgos, retos, y características, así como pensamientos acerca de nuestras vivencias. Aquí pueden surgir problemas con la pareja, con la universidad y con el trabajo. Quedémonos con la enseñanza y dejemos a un lado todo lo que nos pudo hacer daño. Nuestra parte física es muy ágil. Es el ciclo de los grandes sueños. Mantenemos un alto grado de energía. Podemos dejar de dormir, pero nunca dejar de asistir a una fiesta hasta el final.

La etapa del adulto medio es la más grande, la más rica en vivencias y debe ser la más sólida. Este empieza en la etapa de la vida en la que nos convertimos en padres o definimos nuestra vida independizándonos y empiezan las responsabilidades hacia la familia que hemos formado o hacia los otros con los que convivimos. Aquí empezamos a ser protectores de los hijos y de los padres con más conciencia de ello. Surgen problemas de relación con nuestra pareja, nuestros hijos y nuestros padres en la vida cotidiana. La familia o el trabajo los empezamos a sentir muy demandantes. Los problemas aumentan, conforme los hijos van creciendo, o conforme vamos creciendo en nuestra profesión. Pero no sólo eso, igualmente los gastos aumentan de la mano con el estrés. La responsabilidad en el trabajo es mayor ya que otros dependen de nuestro éxito o fracaso. Nuestro tiempo y energía se empieza a compartir con otros. Los hijos crecen y con ellos las preocupaciones y las responsabilidades. Tenemos que aprender a empezar a soltar a los hijos con el tiempo y dejarlos que aprendan de la vida por sí mismos. Nos damos cuenta que nuestros padres merecen nuestra atención, pero ya no nos es posible visitarlos tan seguido. Se están volviendo viejos. Pasan a segundo término y no podemos hacer nada al respecto y esto puede hacernos sentir mal. Es una gran incongruencia que nos presenta la vida, en el momento que más nos necesitan es cuando menos tiempo tenemos para ellos. Nuestra familia está primero y nos demanda casi todo nuestro tiempo.

Nuestros valores y nuestras prioridades se establecen. Es la época en que me defino como hombre o mujer exitosa o lo contrario. Los hijos crecen y se convierten en nuestros jueces más implacables. Ellos empiezan a definir sus propios valores y nos damos cuenta de que no son los nuestros. Ahora ellos son los “incomprendidos”, y el círculo de la vida sigue girando. Es una etapa muy larga y definitiva en nuestras vidas. Es un ciclo que tenemos que cuidar especialmente. Es la etapa de muchas decisiones, responsabilidades, retos, vivencias fuertes, grandes decisiones compartidas. Este ciclo requiere de ir cerrando las diferentes etapas que se encuentran en él haciendo lo mejor que podamos, curando heridas y dándonos cuenta que es el ciclo más rico en vivencias y decisiones. Es la etapa de las grandes enseñanzas, donde la siembra es mayor y de ella depende, básicamente la calidad de mi próximo ciclo.

Y por fin llega la etapa del adulto mayor. Este es el ciclo del conocimiento, de la experiencia, donde cosechamos todo lo sembrado. Donde ya no hay que fingir ante los demás, ya podemos darnos el lujo de ser como somos ante el mundo. Es la etapa de la satisfacción y la ternura. Es el ciclo donde ya no es tan importante tener a los nuestros físicamente con nosotros, pues los llevamos en el corazón. Es la etapa de la vida donde los hijos ya no están físicamente. Solamente está mi pareja si es que hemos sabido y podido mantener la relación, o tal vez nos encontremos con una separación de años o quizá con la viudez. Sin embargo, esto no le quita a esta etapa la importancia que tiene. Es el momento de la gran decisión de nuestra vida: dar gracias por todo lo vivido, lo bueno y lo malo, de lo que aprendimos y que nos ha venido conformado hasta este momento o lamentarme por lo que ya no tengo o no puedo hacer.

Para llegar a tener una vida plena en esta etapa, tuvimos que haber cerrado todos los ciclos anteriores, dejar los resentimientos y los malos ratos, y quedarnos sólo con lo mejor que nos brindaron. Haber pasado de uno al otro con la plena convicción que lo vivido en cada uno de ellos fue lo mejor que pudimos hacer en ese momento. Aquí caemos en cuenta de que somos seres humanos con errores y aciertos, pero eso sí, muy valiosos.

El que físicamente ya no seamos capaces de hacer muchas cosas, y que probablemente el cuerpo ya no se encuentre del todo sano, no se compara con la satisfacción de ver a nuestro alrededor lo que hemos logrado, lo que aprendimos de todo aquello que no pudo ser, y demos gracias por todas las capacidades que pudimos poner en acción en cada etapa y seguir viendo hacia el frente, para que el último ciclo de nuestra vida sea el del triunfo.

Los hijos ya no están físicamente con nosotros pero en cada logro de ellos hay un pedacito de nosotros. Están ocupados en su propia vida tal y como nosotros lo hemos estado con la nuestra. Dejémoslos vivir su vida y gocemos la nuestra a través de todo lo que hemos logrado en cada etapa que hemos cerrado y en la siguiente que se ha abierto.

Vivamos cada etapa de nuestra vida dándonos cuenta de qué es lo que nos toca vivir en este momento, y estemos dispuestos a cerrar el ciclo cuando se tenga que hacer, para poder abrir el siguiente con esperanza y gratitud.

El éxito en la vida está en nuestra capacidad de cerrar y abrir los ciclos que forman esta cadena maravillosa de eventos, vivencias y experiencias que nos conforman.

Revisemos nuestros propios ciclos y cerremos los que todavía no hemos podido. Nunca es tarde para hacerlo. Reconciliémonos con los que aún no lo hemos hecho, terminemos con lo que tenemos pendiente y nos hace estar intranquilos. Aquí reside la tranquilidad y la paz que nos da el amor a nosotros, a los otros y a la vida misma.

Siempre tendremos dos opciones: vivir la vida con todo lo que conlleva o sufrirla. Esta es nuestra propia decisión, de nadie más.

miércoles, 6 de mayo de 2009

Inteligencia emocional

Hasta hace poco al hablar de inteligencia solamente se contemplaba el CI o coeficiente intelectual detectado por los test, pero Peter Salovey, John Mayer, y posteriormente Daniel Coleman, en su best-seller mundial “Inteligencia Emocional” cuestionaron ese único tipo de inteligencia (CI) y aportaron el concepto de coeficiente emocional (CE).

Ambos conceptos no son contrapuestos, sino diferentes. Se miden diferentes aspectos de la inteligencia. La inteligencia emocional es una combinación del intelecto con las emociones.

Salovey, que utilizó por primera vez el término, define y organiza la inteligencia emocional en cinco competencias principales:

1. Conocer las propias emociones.
2. Capacidad de controlar las emociones.
3. Saber motivarse a uno mismo.
4. El conocimiento de las emociones ajenas.
5. El control de las relaciones.
1. Conocimiento de nuestras emociones.

Las personas que son conscientes de sus emociones suelen dirigir mejor sus vidas, mientras que si no nos damos cuenta de que nos está pasando y somos incapaces de percibir nuestros verdaderos sentimientos quedamos atrapados y dominados por ellos.

Podemos aprender a darnos cuenta de nuestras propias emociones, mejor si conseguimos hacerlo en el momento en que se están experimentando, y de esta forma, poco a poco, nos conoceremos mejor a nosotros mismos.

Esta habilidad de toma de conciencia de nuestras emociones, o conocimiento de uno mismo, es la fundamental para luego poder desarrollar las otras, por ejemplo para poder controlar nuestras emociones debemos conocerlas, para motivarnos también es conveniente conocernos.

Para ayudarnos a conocernos a nosotros mismos observaremos nuestros estados de ánimo y los pensamientos que tenemos acerca de estos estados de ánimo. Para ello podemos utilizar el cuestionario autoaplicado.

2. Controlar nuestras emociones.

El conocimiento de uno mismo es una habilidad básica que nos permite controlar nuestros sentimientos y adecuarlos al momento. Podemos potenciar nuestra capacidad para tranquilizarse a uno mismo, para desembarazarse de los estados de ánimo negativos como por ejemplo de la ansiedad, de la tristeza, de la irritabilidad exagerada, etc.

Es muy distinto controlar las emociones que reprimirlas. El objetivo consiste en albergar la emoción apropiada a las circunstancias.

El enfado
Pongamos un ejemplo del enfado: Imaginemos que estamos en el metro y un sujeto nos empuja y nos pisa, y no nos pide disculpas por ello. Nuestro pensamiento reflejo podría ser: “maldito mal nacido…”, pero depende de que ese pensamiento de rabia inicial vaya seguido de otros pensamientos de irritación y venganza que provoquen reacciones físicas como apretar las manos, tensión de los músculos del rostro, aceleración de los latidos del corazón, nos sentimos a punto de explotar y proyectar toda nuestra rabia sobre el sujeto que nos pisó.

Como hemos dicho anteriormente, no se trata de un grado de enfado proporcionado, ya que si lo vemos desde otro punto de vista más empático, no sabemos qué circunstancias deben concurrir en ese momento para que el sujeto tuviera ese comportamiento, ya que podría tener un problema personal grave que le mantiene absorto, o cualquier otra circunstancia que desconocemos. Visto desde esta otra perspectiva cambiaría un poco nuestra forma de enfado. Evitaríamos, al menos, los pensamientos obsesivos que son como una espiral que va aumentando la ira.

Esta dinámica del pensamiento se pone en funcionamiento cuando alguien se irrita. La escalada del enfado entre las personas se produce por un incremento en las provocaciones, y cada una de ellas suscita una reacción de excitación mucho más intensa que la del comienzo. En este momento, tanto una como la otra persona se cierra a todo razonamiento, los pensamientos giran entorno a la venganza y la represalia por las ofensas recibidas.

¿Qué podemos hacer contra el enfado?
La mejor forma de quitarle fuerza al enfado es prestar atención y darnos cuenta de los pensamientos que desencadenan la primera descarga de enojo. Entonces, es conveniente pararnos (si hace falta nos ponemos a contar hasta 10) y utilizar nuestra inteligencia para poder comprender la situación, viéndola concierta distancia.

Un ejemplo de afrontamiento de enfado podría ser el caso habitual de un niño que coge una rabieta, su madre siente que no puede con él, se irrita y lo trata con enfado, lo que provoca en el niño es un incremento de la rabia, tirando y rompiendo algo para conseguir que le escuche su madre.

Afrontamiento: La madre ha de intentar comprender la situación: quizás ella está cansada y realmente le molesta su hijo, quizás la madre acostumbra a darle todo a su hijo para que no le moleste, quizás el niño reclama su atención por falta de horas de estar con ella…. etc. Mientras más intente “quitárselo de encima”, aunque sea complaciéndole, más veces cogerá rabietas hasta llegar a dominar él la situación.

Una vez la madre comprende la situación le será más fácil tratar a su hijo con cariño y comprensión, pero sobre todo con rectitud. Por ejemplo, según la edad del niño, manifestarle: eso que me pides no te conviene y no te lo daré cariño. ¿Quieres comer esto…? O bien, tienes sueño, nos vamos…, etc. La madre verá qué necesita el pequeño. En definitiva, se trata de educar, y la madre tiene la responsabilidad de estar en la posición contenedora.

3. Motivarse a uno mismo

La capacidad de demorar las gratificaciones y sofocar la impulsividad redunda en la tenacidad para conseguir resultados en cualquier área de la vida.

4. Conocimiento de las emociones de los otros.

La empatía constituye la habilidad social fundamental. Se trata de ponerse en el lugar del otro, sintonizar con los sentimientos y necesidades del otro.
5. El control de las relaciones.

Es la habilidad de relacionarse adecuadamente con las emociones de los otros. En definitiva, las cualidades que parecen tener mayor importancia para el éxito son:

La expresión y comprensión de los sentimientos tanto los propios como los ajenos.
La empatía.
Controlar nuestro carácter.
Ser tenaz.
La cordialidad, amabilidad y respeto.
Saber resolver los problemas interpersonales.

lunes, 4 de mayo de 2009

AMAR CON AUTOESTIMA - Segunda parte

"No hay hombres... todos son iguales... no me valoran... "

¿Le suenan conocidas estas frases?

Emilia Kanan Farca, vicepresidenta de la Sociedad Psicoanalítica de México, AC, nos ha mencionado los errores más comunes que cometemos las mujeres en una relación de pareja y se ha referido a las actitudes que provocan el rechazo y el comportamiento masculino.

¿Cómo elegir al hombre adecuado? En primer lugar, una mujer tiene que comportarse con educación y respeto al momento de elegir un hombre.
Debemos entender que por naturaleza el hombre es más fuerte, y por ello tienen otros sentimientos, no quieren comprometerse y evadirse está a la orden del día.

Insisto, quejarse, desgraciadamente es la versión femenina de resolver un problema. ¿Debemos aprender de ellos? En cierto modo. Los varones buscan la solución de conflictos en lugar de lamentarse. Definitivamente, deberíamos aprender de ellos, en lugar de existir a través de ellos. "Por ejemplo, la constancia en sus esfuerzos para lograr sus metas. Ellos han aprendido mejor que nosotras que la determinación es la clave para lograr lo que se quiere en la vida y que además hay que vencer dificultades para conseguirlo".

Enfatizó que no es sano depender de un novio o esposo, ni definirse a sí misma a través de un él sin importarle que clase de hombre sea... Calificó como "una tragedia" el hecho de que la mujer se convierta en un "trozo" en la vida de un hombre; es decir, para ella, él está antes que nadie. "En cambio, lo que sí debe hacer, es mantener sus aficiones personales, tomar un rol activo para lograr una buena calidad de vida".

¿Ellos qué prefieren, una mujer activa o sumisa? A un buen hombre le gusta que la mujer, al mismo tiempo sea su mejor amiga, compañera, novia, esposa y amante, y no una niña llena de miedo que se deja hacer de todo con tal de no quedarse sola.

"Esto último -recalcó- es la mejor manera para perder el respeto ante los hombres. El respeto se empieza a ganar desde el primer momento en que se conoce a un hombre, siempre y cuando se adopten las normas de conducta adecuadas, que requieren esfuerzo, autocontrol y que bien vale la pena llevarlas a cabo".

Esto es... Los primeros momentos, días y meses de una relación sientan precedentes importantísimos de cómo será la calidad de la relación de pareja. "Está comprobado que las relaciones interpersonales -a todos los niveles- se basan en reglas que hay que respetar para lograr una armonía. Cuando sales con un hombre, lo tienes que hacer bajo determinadas normas y en un marco de ética personal. Pensar si en verdad quieres una relación satisfactoria y duradera. Si es así, tienes que aprender y practicar ciertas conductas, porque con ellas nos vamos a despreocupar de ser abandonadas, maltratadas o ignoradas". Al referirse a cuál será la recompensa" por esta conducta, Emilia Kanan indicó: "reconozcámoslo, lo que hemos hecho hasta ahora no ha funcionado. 'Gratificación' es cuando un hombre te conquista, se hace tu novio, te propone matrimonio y te trata siempre como a una reina; y esto último es, porque le costó mucho trabajo tenerte.

"Asimismo, dijo, si seguimos estas normas, un hombre nunca te tomará a la ligera y hará un enorme esfuerzo por no perderte. Pero si desde el principio buscas excusas a su comportamiento, no tan adecuado, ésta es una señal de alarma, y si además te quiebras la cabeza porque después de la primera salida no te volvió a llamar, entonces empiezas a obsesionarte con alguien que no te conviene o a quien no le interesas".

¿Por qué un hombre no vuelve a llamar? No necesariamente porque sea un "patán", sino porque no seguiste normas de comportamiento adecuadas; eso lo hizo desilusionarse y perder interés. O porque no sintió la atracción física, emocional y mental para iniciar o continuar una relación contigo. Es tan fácil como que él esté interesado o no, le gustas o no, quiere una relación contigo o no. Esto es perfectamente respetable y no lo convierte -de ninguna manera- en un hombre despreciable.

"Creo que, generalmente, las mujeres crean a los monstruos, pero tú a veces contribuiste en gran medida a su comportamiento. Por lo tanto, es mejor recurrir a tu sentido común. Si él no es una persona adecuada para ti, si obtiene lo que se le da la gana, es momento de cambiar tus actitudes; entonces él lo hará con las propias.

"Hay que dejar muy claro que el hombre no nació con la predisposición innata de lastimar a las mujeres y no se saldría con la suya tan fácilmente si uno no lo tolerara. Nunca hay que permitirle que actúe como un niño malcriado y luego perdonarlo cuando te dé una sonrisa o una flor y, lo que es peor, pedir tú perdón por algo que no hiciste..." Esto es muy común... Sí, muchas mujeres se convierten en "limosneras de amor", no se sienten capaces de escoger a un hombre.

"Dime si no, a todas nos gusta saber que alguien está interesado en nosotras, pero esto no significa que de inmediato 'te dejes llevar', ese es el primer error: decir sí a lo que sea no es elegir, es desesperación".

¿Estar o sentirse solas no es una justificación? No, a pesar de que hay mujeres que no saben estar consigo mismas ni un día, y la ansiedad de no estar acompañadas repercute en ellas. Tanto, que llegan a conformarse con hombres que no valen la pena y se unen a ellos no porque realmente los escogieron o se enamoraron, sino para obtener una integridad y reafirmarse, para que las aprueben y sentir que valen. "No se dan cuenta que los sentimientos deben venir de dentro de ellas mismas, porque cuando se espera que sea el hombre quien los proporcione y no lo hace, la rabia y la desilusión acaban con su vida y su autoestima; es increíble ver cómo la mujer le llega a atribuir características omnipotentes a alguien que acaba de conocer".

¿Qué hay con la inteligencia? Esto no tiene que ver con el coeficiente intelectual, ya que una gran verdad es que existen mujeres muy inteligentes que cometen serios errores en el aspecto amoroso. Utilizan a un hombre, se acercan a él con soledad y desesperación. Quien tiene desesperación no podrá seleccionar. En el futuro, se convertirá en mujer divorciada, su autoestima se caerá al suelo y cometerá un error tras otro. La consecuencia de esto es más rechazo por parte de los hombres.

¿Qué papel juega la pasión? La pasión dentro de una relación se da cuando el hombre da y la mujer sabe recibir delicadamente. Llegará el momento en que él deduzca que va a surgir algo importante, esta relación le crea entusiasmo y automáticamente va a empezar a involucrarse más. "Sin embargo, hay quienes en lugar de esperar y dejar que ellos actúen, cambian de rol; empiezan a hablarles, a planear cómo les pagarán por el regalo recibido... esta actitud equivocada disminuye el interés del hombre. Esa tendencia es tan inconsciente en la mayoría de los casos, que la mujer no se da cuenta de lo que hace.

"En cambio, soltera o casada, si te mantienes receptiva, cuando un hombre está interesado en ti, te darás la oportunidad de explorar su personalidad, pues mientras más riesgos corra para lograr su objetivo más involucrado estará”.

"De otra manera, si empiezas a dudar de su interés y te angustias, no tardarás en tratar de retenerlo, persiguiéndolo. Esto llega a sabotear el potencial de una relación y hace que su interés disminuya. La conducta de perseguir y abrumar tiene el efecto contrario a lo que se espera. Si cometes esa falta, al instante él lo notará y dejará que tú hagas todo el trabajo en la relación".

¿Es cierto que los hombres no participan, no se molestan en nada? Esta es una de las quejas más frecuentes que tienen las mujeres con respecto al sexo masculino. Se quejan de que ellos no participan, sin darse cuenta de que son ellas quienes provocan esta actitud.

"En resumen, el interés del hombre se va consolidando de manera firme cuando él es el que hace, el que se lo gana, el que lo logra y el que conquista. Se siente cada vez más interesado cuando tiene que planear qué hacer, qué dar, cómo proveer, cómo lograr sus objetivos, cómo impresionar, cómo lograr el amor, la tentación y la admiración de la mujer elegida, y no cuando ella le quita la oportunidad al ponerse incondicionalmente disponible y a sus pies..."